
Un sonido lejano se hace presente y se extingue, pero no ha existido jamás.. pues solo yo lo he oído y nadie más.
En la taza, mi última gota de café... Junto a la lámpara, el búho metálico me observa inerte, bien sé que al irse la luz despertarán sus vacuos ojos .
En un bostezo lánguido libero el pesar del día, los párpados se precipitan mientras la Noche retrocede... Y entonces comprendo el origen de esta calma. Las almas todas en sus lechos hacen encantadora a la Noche.
1 comentario:
La luna de hidromiel.
DaV.
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