martes, 16 de junio de 2009

El misterio


Desde lo más profundo de mi se escapan mensajes mudos, y parece no haber nada capaz de hacer callar estas voces. Las sombras me llaman, me abrazan, me consuelan, y yo solo deseo poder besarlas. Estoy iluminada por un resplandor que no comprendo, me encuentro poseída por grotescas figuras, y suaves bellezas, como si un demonio angélico hubiera tejido las hebras de mi alma. Y no veo escapatoria alguna a este laberinto de impulsos agobiantes. La Noche grita, bajo la Luna, la sangre corre como un torrente salvaje de lava, arde desde adentro. El espejo ya no sabe reflejarme, soy yo misma el abismo del que no puedo escapar. Y la Noche que grita, bajo esta Luna, donde habitan poetas mutilados que lloran incansables por sus versos arrojados al olvido; y luchan sanguinarios por regresar a dominar la carne, mi carme, a mí. Cuando me despojo de la locura no soy yo lo que queda, entonces me rindo al sentimiento extraño que proviene del hueco de mi pecho. En la Noche los fantasmas saben decirme que alguna vez fui otra, y que, inevitablemente, estoy condenada a volver a serlo. Y me persigue con visiones de mundos que jamás vi, pero que reconozco, y de aromas que jamás conocí, sin embargo me elevan y completan. Dentro de mí se agita mi alma, bailando una danza prohibida y perversa. Sé bien que cuando la oscuridad lo cubre todo hay algo que me corroe desde el fondo para escaparse de mí. Entonces solo me rindo, dejo que por mis ojos fluya la Bestia liberada. Y no hay escape, o no quiero escapar. De cualquier forma las criaturas siempre están a mis espaldas. No he conocido purezas más puras que las que ellas me muestran, son las únicas que convierten el dolor en belleza. Me embriago de ese manto invisible que todo lo cubre a los ojos de las bestias, que solo ven aquellos que la Sed tienen despierta. Sueño a veces que la muerte me rodea, con caricias, con susurros, me besa con frialdades irresistibles para que jamás le tema. Sé que hay Bestias que esperan con ansias, que un día finalmente dejé ir a mi alma, para hacerles compañía, para saciarnos juntas de la Noche mas larga.

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