Ha caído la Noche sobre el mundo que me rodea, pero más aún ha caído sobre mi. Mi alma, que se pasea equíboca y sobria por los destellos del día, logra al fin despertar a los placeres imperiosos e ineludibles que la abrazan.
Como una Bestia liberada al fin de sus cadenas, mi alma se avalanza hacia la cornisa mas alta. Con la mirada ávida contempla la visión mas esperada, la entidad más divina, la única capaz de calmar sus ansias.
Mi alma trae consigo todos sus fantasmas, para preguntarle a la Luna donde se encuentra la calma. Y al borde de ese abismo, eterno observador de nuestros pasos, mi alma agobiada, inquisitiva y con desespero, pregunta al Silencio donde se encuentra el consuelo. Más el instinto implacable, que da nombre a los deseos, solo dice una frase: "Persigue tus anhelos".
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