martes, 16 de junio de 2009

Las negras galerías


Las manos más frías, en las negras galerías de la Noche, esperan furtivas a que caigas bajo el poder de su canto sagrado. Para devorarte suavemente, para desgarrar cada uno de tus rasgos humanos. Para dejar libre lo que habita en el fondo, desde tiempos lejanos.
Y volar, alma con alma, como espíritus hermanos, y extasiarse de la brisa y de los sabores enterrados. Para correr juntos, hacia los túneles mas negros del abismo. Existe una calma entre aquellos árboles de la que necesitas beber! Acompáñame entonces, si es que sientes la Sed.

La Noche es el universo más vasto, con un sinfín de espectros que jamás soñaste ver. Y si sientes una presencia ajena que te invade cuando alzas los ojos a los astros…
Entonces acompáñame a beber.
Comprende que la Sed no puede rechazarse, la perseguirás eternamente y sabrás también, que tampoco puede saciarse. Yo busco a los que bailaron junto a mi delante del fuego, tiempo atrás. Yo busco a los poseídos por la tibia y mas dulce soledad, yo persigo a los hermanos que una vez corrieron sedientos junto a mi y lloraron la poesía en un silencioso altar.
A las almas incompletas, aquellas que siempre querrán más, si conocen el secreto no vacilen en llegar, que el nunca dejar de beber es el secreto de la inmortalidad.
Si me oyen a los lejos, si me sienten al pasar, mi plegaria es que no habiten lejos sus palabras sin piedad. Una deidad nos gobierna, a todos por igual, es la que escuchas cuando callas, es la que te escucha al callar. Entonces, ¿quien me hará compañía en estas negras galerías? ¿Quien dejará a las frías manos mutilar su carne? ¿Quien volará libre y beberá al fin, juntos, de esta Eterna Noche?

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