El brillo de la perla, la luz azulada de la Noche sobre los árboles, el calor de esos labios sobre mis párpados, la brisa golpeando mi frente, la dulzura que empalaga de las palabras pronunciadas, los pasos secos en el silencio, el sabor del vino que aún no he probado, el violín que resuena con pena en mis oídos, y el piano que exhala su llanto. El perfúme húmedo del viejo libro, el crujir de las hojas secas de otoño entre mis manos, la danza sobre las olas del río, la vibracion de Su cuello en mi mejilla, los pecados cometidos, los que quedan por cometer... Y la siempre insaciable Sed. Todo, cuando llegue la hora, todo extrañaré.
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