viernes, 26 de junio de 2009

Resignacion


Huele como el aroma que desprende la hoguera al apagarse, cuando solo quedan cenizas, y el débil recuerdo de la llama que se desvanece. Se siente tan frustrante e inevitable como cuando la luz del sol es insuficiente para reavivar la flor moribunda, y ésta perece lentamente.
El aire es tan pesado como en la asfixia, con la impotencia de no alcanzar a retener el oxígeno. Es vacío como cuando se pretende tocar lo etéreo, o sujetar el agua entre los dedos. Es irremediable... veo como se aleja, y solo eso me queda. La vision de como se evapora sin retorno, la visión que se graba de su muerte, sabiendo que no regresará jamás.

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