martes, 31 de marzo de 2009


Esta tarde gris, lloviznaba lenta y dulcemente cuando vimos una bellísima mariposa monarca atrapada en una telaraña. Mis cortas piernas no me permitieron auxiliarla, pero solo bastó la expresion de mi cara para que sola, mi amada Bestia, acudiera a su rescate. Y con toda la sutileza que, increíblemente, sus manos pueden llegar a tener... la tomo desde el centro de su cuerpecito para no dañar las alas, y salvo su vida.. al menos por unas horas mas.
Luego la dejo en mis manos, sonriendo con picardía al ver mi expresion conmovida al máximo por la escena que acababa de presenciar. Y es que sabía, que habia dejado en mis manos, aquel simbolo tan preciado y significativo para mi y, sobretodo, aun tenia vida. Luego, como una niña que simula ser madre, limpie suavemente los restos de telarañas en cada una de sus patas, le dije algunos secretos, y la mariposa a su vez.. tambien me reveló algunos otros. Me dirijí lentamente, y sin apartar la vista de mi mano -donde ella reposaba y tomaba fuerzas- a donde los árboles se abrían y dejaban ver el cielo. Temerosa... comenzó a agitar sus alas de a poco y yo, enamorada de ella, esperaba con ansias el sublime momento. Alcé mi mano, y en silencio me despedí de ella, y cuando la brisa fresca tocó sus alas no dudo en lanzarse al cielo, como un pez que despues de haber estado seco en la tierra, vuelve al agua de un salto. Mi Bestia me miraba con satisfaccion, sabiendo que me habia dado, con la mayor sencillez, un voluptuoso regalo que siempre recordaré. La observé volar, hacia lo alto, y la tarde gris desaparecio en aquella vision. La observé irse, con precipitada nostalgia, pero con una firme certeza de que con ella, una pequeña parte de mi alma... tambien voló.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto es tan hermoso ...



Dav.