Como el círculo que es la vida, mi camino gira sobre la existencia... y otro otoño me encuentra, mas no soy la misma que fue en el otoño que despedí. Regresa el pincel divino a teñir de ocres mis caminos... vuelve la música que es el viento y las hojas secas bajo mis pies. Regresan las tardes grisáceas, las nubes saturadas de humedad y el sol piadoso de la mañana... Regresan las tazas de café caliente con chocolate. Mi pelo despeinado y sucio de hierbas secas, y el perfume... ese perfume característico que solo yo puedo percibir. Ese que huele a recuerdo. Ese que trae imágenes de una niña curiosa sentada bajo 'ese' árbol de la plaza, de una niña que mira los árboles desnudos desde abajo y se fascina con las ramificaciones mas increíblemente logradas, y por supuesto... esa otra que añora el olor dulce de un viejo libro, y que sus páginas amarillentas no hacen más que significarle otoño, eternos otoños. Ese perfume de lo que he sido y lo que han hecho en mí los otoños... resurge con otro ciclo vital. Porque saber de donde se viene, es saber a donde se va. Y siempre será el otoño una fiesta personal. Caminaré felizmente esta nueva celebración de Mabon, y celebraré cada día... pero cada tanto me detendré un momento a saludar al que ya no está. Una hoja en particular se ha secado y ha caído a la tierra... yo la llevo en los bolsillos del corazón, mientras NO DEJO DE CAMINAR... no dejo de caminar... no dejo de caminar...
martes, 26 de marzo de 2013
Como el círculo que es la vida, mi camino gira sobre la existencia... y otro otoño me encuentra, mas no soy la misma que fue en el otoño que despedí. Regresa el pincel divino a teñir de ocres mis caminos... vuelve la música que es el viento y las hojas secas bajo mis pies. Regresan las tardes grisáceas, las nubes saturadas de humedad y el sol piadoso de la mañana... Regresan las tazas de café caliente con chocolate. Mi pelo despeinado y sucio de hierbas secas, y el perfume... ese perfume característico que solo yo puedo percibir. Ese que huele a recuerdo. Ese que trae imágenes de una niña curiosa sentada bajo 'ese' árbol de la plaza, de una niña que mira los árboles desnudos desde abajo y se fascina con las ramificaciones mas increíblemente logradas, y por supuesto... esa otra que añora el olor dulce de un viejo libro, y que sus páginas amarillentas no hacen más que significarle otoño, eternos otoños. Ese perfume de lo que he sido y lo que han hecho en mí los otoños... resurge con otro ciclo vital. Porque saber de donde se viene, es saber a donde se va. Y siempre será el otoño una fiesta personal. Caminaré felizmente esta nueva celebración de Mabon, y celebraré cada día... pero cada tanto me detendré un momento a saludar al que ya no está. Una hoja en particular se ha secado y ha caído a la tierra... yo la llevo en los bolsillos del corazón, mientras NO DEJO DE CAMINAR... no dejo de caminar... no dejo de caminar...
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