
Mírense al fin las bestias hermanas, que en el reencuentro será la Noche menos vasta. Comprenderán que tras los ojos corre el mismo llanto y que es la misma sangre la que fluye de sus heridas.
Y cuando la Gran Madre asome su rostro de fría plata, sabrán que han nacido en el mismo bosque.
Dichosas correrán sobre la nieve acompañadas, y antes de que el sol salga, elevarán juntas a la Luna sus plegarias.
Y llegará al fin.. La Noche que es eterna.
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