jueves, 16 de julio de 2009

Llamado fraterno...


Ven conmigo... sígueme los pasos, sé rápido y valiente que el bosque nos espera.
Guarda silencio, que serán tus negros ojos y no tu boca los que harán su confesión.
Debajo de la piel fluye la misma sangre, la que nos une, la que nos calma, la que nos arde. Guarda silencio y observa entre las sombras, muéstrame lo que ves y verás lo que yo veo. Te veo brillar cuando la Luna esta alta en el cielo. Tu ayuda me dará las respuestas, terminará mi duelo... Necesito tus manos para proteger lo que este sol maldito intenta evaporar.
No hay mentira que la Noche no descubra. No hay herida que la Noche no pueda sanar.
Una vez el bosque fue nuestro, y yo te recuerdo en ese lugar. Te recuerdo latiendo fuerte sobre el mismo suelo que llamaba hogar.
Alzábamos húmedos los labios al cielo, libres de cadenas que nos impidan correr. El rocío nos cubría de paz, la brisa nos bañaba de placer.
Deja que tus ojos emitan su confesión. Las manos del bosque te dan la bienvenida. Camina con firmeza, sigue tu instinto sin temor, que en este lugar las Bestias lamerán nuestras heridas. Solo la unión puede devolvernos aquel amado hogar, asique deja salir ya aquel clamor lejano. Ven, aquí siempre te hemos estado esperando... Ven y quedate para siempre, adorado hermano.

No hay comentarios: