viernes, 10 de julio de 2009

Bébe del veneno hasta hallar lo dulce...


Ninguna fruta parece ser de mi apetencia. No tienen aromas atrayentes o nuevos, no me invitan a querer probarlas. Creo que hasta las frutas podridas logran llamar mas mi apetito que las demás que aún están frescas.
Y eso es porque nadie entiende la complejidad de su putrefacción, la nostalgia que guarda su fealdad. Nadie tomaría la fruta podrida, nadie escarbaría lo insano para alcanzar lo que queda fresco, muy dentro de ella.
Yo, en cambio, no siento atracción por las otras. Y prefiero probar esta, beber de su veneno e intentar hallar lo dulce que hubo en ella un vez. Me atrevo a hacerlo incluso si termino por vomitarla. Peor seria morir de hambre... o de cobardía.

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