Cuando hayas perdido la fe en los encantos de la vida, déjame ser el resplandor que te guíe. Cuando se te haga eterna la pesadez del día, déjame ser lo que esperas con ansias al anochecer.
Cuando duelan tus ojos agotados, dame la gracia de tomar tus lágrimas y desvanecerlas entre mis manos.
Hoy, si es que soy digna de merecerlo, concédeme el honor de tenerte a mi lado.
Y cuando nuestra Luna desfile en el cielo, seré como el rocio que se funde en tu pelo. Cuando mires... quiero ser lo que veas, morir y resucitar en tus ojos, una y otra vez, en cada parpadeo tuyo. Y si no pudiera ser todo eso que añoras, quisiera, tan solo, ser la brisa que tanto adoras. Y ese dia que quisieras volver a vivir, y esa cancion que nunca olvidarás, todos los caminos que te quedan por transitar, tan solo un destello... en tu vasta oscuridad. Eso quisiera ser, no pido más.
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3 comentarios:
Yo supongo que aquél a quien dirigís estas palabras debe sentirse muy orgulloso.
Saludos!
Delicadeza pura, tu lenguaje es tan romántico, que me transporta a otra época, a otra vida, bajo otra luna.
muchas gracias por tus palabras ^^
y ojala hayas pasado un hermoso dia de los enamiorados con tu amor.
maldiciones!
No se disculpe...yo tampoco pude despedirme.
Unas palabras muy románticas...Estoy de acuerdo con Florence en lo orgulloso que debe sentirse aquel afortunado.
Saludos mademoiselle.
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