domingo, 6 de septiembre de 2009

Las manos..

Muero en esa pasión que despiden sus manos cuando me sostienen ante la caída... y en el aroma de su mejilla que se extiende, libertino y adictivo para mi olfato ansioso. Muero con el crepitar de su cabello al deslizarse sobre su frente impávida, y muero también ante su mirada serena, aún cuando lucha contra mis fantasmas. Conozco a los seres dueños de esas manos protectoras, duras y dulces, fuertes y suaves... Conozco al Hombre con sus errores, a la Bestia con su fervor apasionado y conozco al Poeta... que después de matarme dulcemente, me devuelve la vida.

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