martes, 16 de junio de 2009

El llamado

Te necesito hermano, eterno desconocido, para que me acompañes en la dicha de contemplar estas Noches. Te siento, hermano, al otro lado de la Luna, suplicando y observando lo mismo que yo.
Te necesito, hermano, porque el río quiere vernos reflejados en sus aguas, compartiendo los secretos. Y mi mirada, que se oculta tras otras tantas miradas, necesita decirte cosas con las voces calladas. Esas cosas que tu entiendes, esas cosas que nos pasan, esas rarezas que habitaron siempre nuestras almas.
Te necesito, los necesito, porque conozco un lugar para nuestros pasos, y un hogar donde se unen nuestros más profundos abrazos. Y las soledades que nos oprimen, por separado cada noche, pueden desvanecerse si tan solo me ves, y me reconoces. Yo te busco entre las máscaras que adornan, frívolas, mis momentos. Te busco entre las voces que hablan tanto y dicen menos que el silencio. Te busco, como un ave que nunca alcanza el firmamento, te busco… pero no te encuentro, te busco! Hermano de mi alma, sangre de mi sangre, y aún no te encuentro!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acá estoy.